Sabemos que la naturaleza es una medicina emocional para niños y adultos y que a mayor actividad al aire libre menos ansiedad, hay numerosos estudios que nos demuestran que estas dos afirmaciones son innegables.
Pero también es cierto que a veces salir a pasear al monte, al bosque o al campo más cercano a nuestra casa implica llevar productos específicos para calmar el picor de las picaduras de mosquitos, para tratar una picadura de abeja si hemos tenido un poco de mala suerte o tener muy en cuenta qué es y cómo actuar si nos cruzamos con la procesionaria del pino, una oruga de la que conviene saber qué peligros tiene para los seres humanos.

La llamativa procesionaria del pino
Ese puede ser uno de los peligros, sus colores y forma tan llamativa, sobre todo si tenemos un hijo o una hija valiente y curiosa que se lance a tocarla. Tiene un cuerpo alargado repleto de pelillos microscópicos coloridos y llamativos que en realidad son sus armas de defensa.
Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología advierten de esto y señalan que los niños son especialmente sensibles “seguramente por la curiosidad de los niños que les lleva a tocar las orugas o por jugar con la arena o la vegetación que contiene a estos insectos.”
Porque esos pelillos que tienen las orugas procesionarias y que se llaman tricomas, son en torno a los 500.000 repartidos por todo su cuerpo y si se siente amenazada los lanza contra sus “enemigos” o sus depredadores, son muy ligeros, flotan en el aire y cualquier brisa de viento los desplaza con mucha facilidad.
Mejor prevenir
En España encontramos la oruga de la procesionaria del pino en todo el país, tanto en zonas forestales como en parques, jardines y zonas recreativas y no solo donde haya pinos porque también podemos verlas en cedros y abetos. Se considera una plaga y por culpa del cambio climático se está extendiendo hacia el norte de Europa.
No son venenosas y no pican pero el mínimo contacto con sus pequeñas puas puede provocarnos distintas reacciones en los ojos, la piel o el sistema respiratorio, por lo que es mejor evitarlas en la medida de lo posible para asegurarnos de que no hay ningún problema cuando facilitamos que los niños conecten con la naturaleza, cuando nos animamos a hacer “plogging” con los niños o cuando nos animamos a montar en bicicleta en familia por un entorno natural.
Es verdad que todas estas actividades van a tener muchos más beneficios en nuestra salud y la de nuestros hijos que perjuicios pero en el caso de la procesionaria del pino, conviene evitar el contacto y mantener los ojos abiertos mientras disfrutamos de la naturaleza en familia.
A tener en cuenta
Como no es necesario el contacto directo con la oruga por la facilidad que tienen sus púas de soltarse y flotar en el aire conviene extremar la precaución si estamos en zonas donde abunda esta especie y el día es algo ventoso.
También hay que valorar que en esa misma zona, las púas de la procesionaria del pino puede engancharse en distintos objetos que nos pueden afectar.
Si hemos entrado en contacto, aunque sea de forma inconsciente, lo más probable es que produzcan:
- urticaria de contacto, los habones aparecen muy rápido, pueden aparecer erupciones rojas pasadas unas horas, los síntomas es picor intenso y la duración puede ser incluso de unos días
- conjuntivitis o irritaciones en los ojos
- rinitis o incluso asma y disnea
- las reacciones anafilácticas según señalan los alergólogos infantiles no suelen ser comunes provocadas por este insecto, aunque en casos muy puntuales se han llegado a producir.
¿Qué hacer si ha habido contacto?
Pues lo primero, trata de que ni se rasque ni se toque ni se frote para que no extienda por más zonas del cuerpo la reacción que está teniendo.
Para quitarle los posibles pelillos que hayan entrado en contacto puedes utilizar unas pinzas o un trozo de cinta adhesiva para asegurarte que eliminas el número mayor posible de ellos y después lava la zona con agua abundante.
Acude al médico si ves que la lesión es preocupante ya que puede que el niño necesite prescripción de antihistamínicos o corticoides que debe realizar siempre un profesional de la salud.
Ante dificultades para respirar, inflamación de la cara o de la lengua, acude a un servicio de urgencias donde puedan tratar al niño cuanto antes.

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