Los niños y adolescentes pasan cada vez más tiempo conectados a internet y haciendo uso de las redes sociales. Los datos lo confirman: los menores invierten casi 400 minutos a la semana en aplicaciones como TikTok o Instagram según el estudio “De alpha a zeta, educando a las generaciones digitales”, elaborado por Qustodio, plataforma de control parental y seguridad digital para familias.
Este acceso continuado a las redes sociales puede impactar de forma negativa en la salud mental y está provocando diversos trastornos y problemas psicológicos. Uno de ellos es el que se conoce como FOMO, acrónimo del inglés “Fear Of Mising Out” que se traduce como “miedo a perderse algo”. Es decir, trata de la ansiedad que aparece cuando uno no está conectado a las redes sociales o al móvil y, por tanto, no puede enterarse de lo que están haciendo los demás.
Este trastorno afecta a niños, adolescentes y adultos pero los expertos alertan de que los casos entre los menores están aumentando y el problema va decreciendo en edad de diagnóstico, pues los niños acceden cada vez más temprano al uso del móvil. Circunstancia que también corroboran las últimas investigaciones realizadas sobre el tema.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) El 70,6% de los menores de entre 10 y 15 años tienen móvil en España (7,5 puntos porcentuales más que en 2013) y el 94,7% de los que tienen esas edades han entrado en internet en los últimos tres meses.
Respecto a las redes sociales, actualmente el 91% de los menores entre 11 y 18 años hace uso de alguna de ellas, según un informe elaborado por Daxa Comunicación

Este acceso temprano a internet y a las redes sociales puede provocar en los niños y adolescentes trastornos como el FOMO. Los menores comienzan a sentir ansiedad cuando no están conectados porque no pueden enterarse de lo que están haciendo los demás y empiezan a abrir de forma casi compulsiva sus cuentas de TikTok o Instagram.
“Las redes sociales funcionan 24 horas al día por lo que resulta imposible estar al corriente de todo lo que sucede en ellas. Todo pasa a gran velocidad y, en muchos casos, cuando se accede ya no hay rastro de lo publicado. Por ello, muchos menores pueden sentir que al no conseguir ver o enterarse de lo que ha pasado, se van a quedar excluidos socialmente”, explican desde Qustodio.
Los peligros del FOMO
Los expertos de Qustodio alertan de que este tipo de ansiedad puede generar problemas importantes en aquellos que la padecen. Estos son los peligros que destacan:
- Falta de concentración: Estar constantemente pensando en lo que uno se está perdiendo por no estar conectado influye en la concentración a la hora de llevar a cabo cualquier tarea. Esto puede afectar de manera negativa en diferentes ámbitos y uno de ellos pueden ser los estudios.
- Baja autoestima: Estar constantemente viendo lo que hace el resto o experiencias que no están al alcance de cualquiera, puede afectar negativamente a la autoestima. Cuanto menor es esta más riesgo de sufrir FOMO, pues las personas con baja autoestima se valoran en función de lo que hacen los demás y experimentan sensaciones más desagradables si sienten que se les ha dejado de lado.
- Trastornos del sueño: La sensación de estar perdiéndose experiencias puede afectar a la hora de dormir si no se tiene el móvil cerca para ver las notificaciones o los mensajes lo antes posible. También influye en las horas de sueño, si en vez de estar una hora conectado, se está tres.
Ante estos peligros, Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, señala que el móvil forma parte de nuestra vida y la preocupación que experimentamos todos si no lo tenemos, es algo común: "Sin embargo, si de esa preocupación se pasa a una ansiedad extrema puede surgir un problema importante. Las nuevas generaciones dedican gran parte de su vida online, pero no hay que olvidar que hagan un uso moderado de la tecnología para que no acabe volviéndose en su contra”.
Síntomas y consejos
El FOMO no es una enfermedad mental en sí pero puede agudizar problemas subyacentes como ansiedad social o depresión. Conviene estar atento para detectar sus síntomas entre los que se encuentran la necesidad de utilizar y revisar las redes constantemente, un menor rendimiento académico, desinterés por todo lo que no tenga que ver con las redes sociales, ansiedad y un temor a ser juzgado por los demás, sedentario u obesidad.
Si observas en tu hijo o hija algunos de estas síntomas y sospechas que está sufriendo FOMO estos consejos pueden ayudarte:
Ayúdale a darse cuenta de todo lo positivo que él tiene. En vez de centrarse en lo que no tiene y compararse con los demás, enséñale a valorar todo lo bueno que él tiene. Esta visión positiva sobre sí mismo mejorará su autoestima y por ende, disminuirá el FoMO o los riesgos de padecerlo.
Refuerza su autoestima hoy y le servirá mañana: Recuerda que los niños y adolescentes van construyendo poco a poco su autoestima y aún no tienen muchos recursos para ello. Con tu visión sobre él, tú le ayudas a construirla en estos momentos y aquello que le dices hoy, es lo que se dirá él el día de mañana.
Promueve que aparque el móvil y disfrute al aire libre: Salir a la calle, dar un paseo, una ruta de senderismo, hacer deporte… o aunque sólo sea un pequeño descanso al aire libre siempre viene bien. Cuando uno se mueve se relaja, relativiza los problemas y esto ayuda a superar la ansiedad.
Enséñale a distnguir lo que es una buena relación de la que no lo es: En ocasiones, el problema radica en que los niños y adolescentes desean relacionarse con las personas equivocadas: las más populares, las que parece que se divierten más… pero una relación de amistad auténtica y duradera te la dará una persona que aporte confianza y apoyo. Una amistad verdadera no excluye.
Si la ansiedad no disminuye, recurre a la ayuda de un profesional: La ansiedad es algo serio y cuando no aminora ni desaparece lo mejor que puedes hacer es recurrir a la ayuda de un psicólogo. Puedes hablar con el colegio o con su pediatra para que te orienten al respecto.
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