La edad a la que someter a los niños y niñas a un diagnóstico para saber si tienen altas capacidades es una de las dudas recurrentes en las familias que sospechan que sus hijos e hijas puedan tenerlas y también en quienes se empiezan a interesar cada vez más en este campo de especialización. ¿Hay una edad recomendada para ello? Esta es la respuesta.
La base sobre la que partir para responder a esta cuestión es que las altas capacidades intelectuales se pueden evaluar a cualquier edad, incluida la adulta. Solo hay una etapa en la que es más complicado hacerlo: la de cero a tres años. El motivo es que, como señalan desde el centro Talentum, especializado en identificación y enriquecimiento a estudiantes con altas capacidades intelectuales y alto rendimiento académico , “muchas de las señales que se pueden observar pueden ser confundidas con ciertos comportamientos precoces propios de la evolución y el desarrollo normal de cualquier niño”.
Así lo apunta también la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST), que incide en que “la mayor parte de los psicólogos especialistas en altas capacidades no recomiendan realizar evaluaciones antes de los tres años”.
En esta edad, la creatividad en los niños y niñas está disparada, pueden estar muy estimulados y es difícil definir si sus características compatibles con las altas capacidades intelectuales se debe a que el niño o niña las tiene o bien es por otra razón.
Los seis años, ¿es la edad recomendada?
Si bien se pueden analizar las altas capacidades en cualquier etapa educativa a excepción de la primera, son muchos los psicólogos, apuntan desde Talentum, que recomiendan los seis años para evaluarlas mediante test psicométricos.
De hecho, los programas públicos de para el alumnado de altas capacidades como el PEAC de la Comunidad de Madrid no empieza hasta el primero de Primaria, en consonancia con la fecha de los seis años. Sin embargo, hay voces discordantes al respecto. En Talentum, por ejemplo, opinan que “La identificación de los aprendizajes y/o conductas debe realizarse desde el primer momento de aparición”. Por su parte, la psicóloga del centro Ideat, Paloma López Moreno, propone como el mejor momento para la realización de la evaluación de las altas capacidades “cuando los niños se encuentran en el segundo ciclo de infantil, y a partir de esa edad, cuanto antes mejor”.
Esta corriente de opinión que anticipa de los seis años a la etapa educativa del segundo ciclo de Educación Infantil tiene cada vez más fuerza, y el hecho de que los citados programas de atención al alumnado de altas capacidades comiencen en primero de Primaria refuerzan esta teoría, ya que implica que la evaluación se haya hecho, como muy tarde, durante el último curso de Educación Infantil.
El argumento de quienes opinan así es que la detección precoz tiene un impacto positivo en el niño o niña. “Consideramos fundamental la detección temprana del talento y las capacidades en los más pequeños. Debido a que su detección será esencial para el transcurso de su carrera educativa y determinará el futuro del niño”, señala Paloma López. “Algunos profesionales recomiendan hacerlo a los 6 años, otros a los 8, incluso algunos señalan a los 12 años. Sin embargo, la respuesta es cuanto antes mejor, aunque es importante tener en cuenta algunas consideraciones”, aseguran desde Talentum.
Detección en casa o en el colegio
Las altas capacidades intelectuales se pueden anticipar en el ámbito familiar o puede ser el personal docente del colegio quien sospeche que un alumno o alumna puede tenerlas en base a las señales percibidas en clase.
En este segundo caso, como explica la maestra Gracia Mª Reche Morales para la página web oficial de la Región de Murcia, es el profesor tutor quien, a través de la dirección del centro escolar, solicita asesoramiento al equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica (Educación Infantil y Primaria) o al departamento de Orientación (Educación Secundaria). “Estos servicios facilitan instrumentos para contrastar las observaciones realizadas al alumno y confirmar la existencia de rasgos concretos que supongan altas capacidades intelectuales”, señala la experta en distintas especialidades educativas.
Si, por el contrario, es en casa donde se han detectado posibles rasgos compatibles con las altas capacidades, la familia tiene dos opciones: hablar con el colegio para intercambiar información y que este decida si toma la vía descrita en el párrafo anterior, solicitando ayuda al equipo de orientación, o bien acudir a un centro privado externo donde se someta al menor a una evaluación.
En función de los resultados si se opta por la segunda vía, también es recomendable compartir el informe del colegio si la evaluación dictamina que el niño o niña tiene altas capacidades intelectuales. “En cualquier caso, que el niño sea aún pequeño y no haya sido evaluado mediante test psicométricos por un profesional, no quiere decir que debamos obviar lo que estamos observando. Desde el momento en el que se comience a detectar ciertos indicadores, se debe estimular y cultivar su talento”, concluyen desde Talentum.