Vagos parecen, síndrome del boreout es: la falta de estimulación que esconde la pereza de los niños con altas capacidades

Niños y niñas con altas capacidades pueden parecer vagos o inconstantes, pero detrás suele estar el aburrimiento y la falta de retos cognitivos. Te explicamos por qué.
Niña en clase con gesto aburrido, apoyada sobre su mano, mostrando falta de interés durante la lección.
Una niña con altas capacidades puede parecer aburrida o desmotivada en clase cuando, en realidad, lo que necesita son más retos a su medida. Midjourney-RG.

Muchas personas piensan —e incluso lo han sentido de sí mismas— que las altas capacidades están vinculadas a la pereza o la vaguería. Esa sensación de “empiezo con ganas pero luego lo dejo”, o de no rendir al mismo nivel en todas las áreas, hace que se instale la duda: ¿son inconstantes por naturaleza estas personas o simplemente no se esfuerzan lo suficiente? La realidad, sin embargo, es que detrás de esa supuesta desgana suele esconderse algo muy distinto: la falta de retos adecuados para una mente que necesita mayor complejidad.

“Si alguna vez pensaste que eras vaga o inconstante… quizá solo estabas frente a una falta de reto. Lo que parece pereza, muchas veces es subestimulación cognitiva: cuando las demandas del entorno no alcanzan la complejidad que tu mente necesita. No confundas aburrimiento con falta de voluntad. La diferencia está en el reto”. Así exponen Anaïs Rodríguez y Mari Carmen Gutiérrez, del gabinete psicológico Altascapaciqué, lo que suele esconder la pereza de una persona con altas capacidades, ya sea niño, niña, adolescente o adulto: es uno de los mitos de las altas capacidades más extendidos.

En la infancia, este fenómeno se observa con claridad en los niños y niñas con altas capacidades. Son pequeños que aprenden a gran velocidad, que sienten curiosidad por todo y que muchas veces se quedan sin estímulo cuando el aula no consigue seguir su ritmo. Por ello se habla de que muchos niños brillantes con altas capacidades acaban sintiéndose fuera de lugar en el colegio.

A ojos de los demás, esa desconexión puede confundirse con desgana. Parecen distraídos, poco aplicados o incluso perezosos. Sin embargo, la realidad es bien distinta: no se trata de falta de esfuerzo, sino de falta de reto.

Reconocer esta diferencia, explican las expertas, es clave para que familias y docentes no caigan en el error de etiquetar como “vagos” a quienes, en realidad, solo necesitan un contexto más estimulante para desplegar todo su potencial.

Una niña aburrida en clase
La IA puede ayudar a reducir el aburrimiento en clase y a aumentar la motivación en el alumnado (Midjourney - RG)

Falta de estimulación, no pereza

Las psicólogas María José de Castro y Beatriz Aranda recuerdan que lo que a menudo parece falta de interés en realidad es una consecuencia directa de la subestimulación. “Cuando las demandas del entorno no se ajustan a la capacidad del niño, lo que aparece no es pereza, sino frustración”, señalan.

Uno de los rasgos más característicos de estos niños es su curiosidad constante. Necesitan aprender cosas nuevas de manera continua, explorar distintos campos y profundizar en los temas que les apasionan. Pero cuando las tareas escolares resultan demasiado fáciles o repetitivas, el motor se apaga. Terminan antes que sus compañeros, se aburren y desconectan.

Esta desconexión no debería interpretarse como desidia. Muy al contrario, es la señal de que el entorno educativo no está proporcionando los estímulos adecuados. Si la situación se repite en el tiempo, el riesgo es que el niño o niña pierda la motivación de manera más profunda, afectando incluso a su autoestima.

aburrimiento
Un niño con gesto de aburrimiento

¿Conoces el término boreout?

La falta de estimulación que parece pereza tiene en el boreout el concepto (otro anglicimo) que lo nombra. Anaïs Rodríguez y Mari Carmen Gutiérrez señalan que este es menos conocido que el síndrome del burnout, pero que también es un síndrome que se ha estudiado, especialmente en entornos laborales, no tanto en la infancia.

Es un término que fue acuñado por el psicólogo suizo Peter Werder y el consultor Philippe Rothlin. A grandes rasgos, el boreout describe un estado de aburrimiento crónico y falta de estímulo.

En adultos, este síndrome puede derivar en desmotivación, apatía, estrés y sensación de vacío. Trasladado al mundo infantil, el paralelismo es evidente: un niño con altas capacidades que no encuentra retos a su medida puede desarrollar apatía, frustración y rechazo hacia el aprendizaje. Y es que, no hay que olvidar que los expertos advierten que la relación entre altas capacidades y bajo rendimiento escolar es un problema "muy real".

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