Mi primera lactancia fue un camino repleto de dificultades. Pezones invertidos, sobreestimulación, niño con frenillo y boca pequeña y un sinfín de obstáculos se alinearon para darme la bienvenida más franca posible a lo complejo de la maternidad.
Mi hijo, que nació tres semanas antes de la fecha de parto, tenía una boquita muy pequeña que no alcanzaba a abarcar mi areola, y su fuerza no conseguía ejercer la succión necesaria para vaciar mi pecho, cada vez más lleno y cerca de la mastitis. Recuerdo como entonces, una amiga que había dado a luz dos meses antes, con una lactancia ya establecida, me dijo "¿Te dejo a la niña? Esta se te engancha, te da dos chupetones y te desatasca". No accedí, por muchas razones. Pero creo que es uno de los ofrecimientos más generosos que jamás me han hecho.

No exactamente de esa forma, pero con el tiempo he sabido que existen otros muchos corazones voluntariosos, de madres altruistas que, convencidas de los numerosos beneficios de la leche materna en el desarrollo de los bebés, facilitan esta alimentación a lactantes cuyas madres no pueden, por diversos motivos, darles el pecho.
Aunque, oficialmente las donaciones de leche materna se regularizan a través de bancos públicos para evitar riesgos, hay una red de mujeres, que extraoficialmente, lo hacen para ayudar a amigas, hermanas o conocidas. Las llamas nodrizas modernas.
Madres que dieron a luz de manera prematura o que han sufrido alguna complicación de salud durante o tras el embarazo, encuentran la forma de proveer a sus bebés del mejor de los alimentos gracias a otras mamás, que también se encuentran en periodo de lactancia y que, por lo contrario, tienen una altísima producción, que excede incluso la capacidad de almacenamiento de su propio banco de leche.
Esta es una práctica tan antigua como la certeza del valor de la leche la materna, ya en la era faraónica, los hijos del emperador eran alimentados por nodrizas, y eran ellas tan valoradas, que sus hijos eran considerados “hermanos de leche” de los herederos del Faraón.

Donación informal de leche
Esta práctica, que a priori parece inocua, está cada vez, de nuevo, más extendida, por lo que conviene tener en cuenta lo que dicen las voces científicas al respecto.
La ABM (Academy of Breastfeeding Medicine, máxima autoridad en la materia), ha redacto un documento en el que contempla los riesgos a tener en cuenta en la donación informal de leche, que incluye, entre otras precauciones, la conveniencia de unos análisis médicos.
Sin lugar a duda, la figura de las nodrizas modernas está en boga, como alternativa para cuando la situación de amamantamiento ideal no puede darse. Tanto, que en las comunidades que se practican ya se ha popularizado el dicho "echar una teta" para aquellas mujeres que se echan una mano con la lactancia.
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