Una discusión familiar —o con cualquier otra persona, porque este contenido es extrapolable más allá de la crianza— puede empezar por algo tan trivial como que no se quieran poner los zapatos. Pero lo que viene después –la tensión, las palabras que se escapan, los silencios incómodos– puede tener un impacto mucho más profundo que el origen del conflicto. Por eso, con independencia de cuál sea el motivo de fricción que va a dar lugar a una discusión, es muy útil en la crianza y en la vida disponer de técnicas efectivas para salir de ellas de manera asertiva.
Antes de poder aplicar ninguna técnica para afrontar de forma asertiva una discusión y salir de ella, es imprescindible bajar la carga emocional. De lo contrario, no podrás afrontar el siguiente paso: por ejemplo, no hay forma de calmar a un hijo si no lo haces antes contigo mismo.
Dicho esto, Aida Martínez Gómez-Lobo comparte hasta tres técnicas distintas en su libro Descifrando el enfado para ayudarte a “escapar” de discusiones de forma asertiva. Puede ser con hijos adolescentes, más pequeños e incluso con tu pareja.
Y es que no se trata solo de los niños. También los adultos necesitamos unos segundos (o minutos) para recuperar el equilibrio emocional antes de responder. Porque desde la calma, todo se ve más claro: la conversación cambia de tono, los argumentos se ordenan y, sobre todo, somos capaces de poner límites sin perder la conexión con nuestros hijos.

La técnica del disco rayado: firmeza sin confrontación
Una de las herramientas más eficaces, según la experta en inteligencia emocional, para esas situaciones en las que todo parece estar a punto de desbordarse es la técnica del disco rayado. Esta sencilla estrategia nos permite mantenernos firmes sin caer en provocaciones ni escalar el conflicto.
Imagina que estás en una discusión con tu hijo o hija o con tu pareja y, en lugar de entrar en bucle con cada réplica que te lanza, repites con serenidad tu mensaje inicial. Una y otra vez, sin subir el tono, sin dejarte llevar por la presión emocional del momento. Eso es exactamente lo que propone la técnica del disco rayado.
El objetivo no es convencer al otro a toda costa, sino marcar tu posición de forma clara y tranquila. Se trata de decir lo mismo, con las mismas palabras u otras similares, todas las veces que haga falta. Y repetirlo. Con calma, sin sarcasmo, sin cambiar el mensaje.
Esta técnica funciona porque impide que la conversación derive en una lucha de poder. Transmite al adolescente (o adulto) que no vas a entrar en una batalla dialéctica, y al mismo tiempo, le ofrece un modelo de regulación emocional muy potente. No hay discusión si uno de los dos no quiere. Y tú, como madre, puedes decidir no querer.

Otras técnicas eficaces para salir de una discusión con asertividad
Técnica del banco de niebla: ceder sin rendirse
Otra herramienta que puede ayudarte a mantener la calma en una discusión es la técnica denominada por la experta como banco de niebla. Su nombre lo dice todo: se trata de volverse “difuso” ante los ataques o argumentos del otro, reconociendo lo que tiene sentido, pero sin abandonar tu postura.
Por ejemplo, si tu hijo o hija, si tu pareja, te dice, por ejemplo, que “Siempre estás mandando”, puedes responder: “Puede que a veces te parezca así, y lo entiendo”. No niegas su percepción, pero tampoco la combates. Esta técnica desactiva la confrontación directa porque no entra en la dinámica de "yo tengo razón / tú estás equivocado".
El banco de niebla transmite serenidad y respeto. Y, lo más importante, ayuda a sentirse escuchado a la otra persona sin que eso implique que tú cedas tu posición. Es una forma de decir: “Te veo, te entiendo, pero sigo adelante con mi decisión”.
Técnica del aplazamiento asertivo: cuando no sabes qué decir
Hay momentos en los que simplemente no tenemos respuesta. La tensión es alta, las emociones nos bloquean o simplemente sentimos que no es el mejor momento para hablar. Esto ocurre sobre todo en discusiones con hijos adolescentes o con otras personas adultas. En esos casos, la mejor opción puede ser no responder… aún.
La técnica del aplazamiento asertivo consiste en posponer la conversación para un momento en el que estés más tranquila o más preparada para afrontarla. “Ahora no puedo hablar de esto, pero en un rato lo retomamos” o “Necesito pensarlo bien antes de contestarte”.
Este método no es evasión: es una pausa consciente para cuidar la calidad del intercambio. Le enseña a la otra persona que no todas las conversaciones deben resolverse en caliente, y que hay valor en tomarse el tiempo necesario para responder con respeto y claridad.

Convivir desde la asertividad no significa tener siempre la respuesta perfecta ni evitar todos los conflictos. Significa tener recursos para sostenerlos sin herir, marcar límites sin romper el vínculo y enseñar, con el ejemplo, que se puede disentir sin perder la calma.
Técnicas como el disco rayado, el banco de niebla o el aplazamiento asertivo son pequeños salvavidas emocionales que, practicados con constancia, pueden transformar la convivencia en casa.
Referencias
- Martínez Gómez-Lobo, Aída. Descifrando el enfado, 2021.