En verano podemos encontrar tiempo para hacer muchas cosas y muchas de ellas, hacerlas precisamente con los niños. Podemos empezar por enseñarles esos juegos de nuestra infancia que son completamente novedosos para ellos, sobre todo teniendo en mente que según recientes estudios los niños juegan menos de lo que deberían y además, el tiempo de juego refuerza la salud mental de los niños. Todo son ventajas si aprovechamos el verano para ponernos a jugar juntos. Siempre tenemos los juegos o los juguetes con los que sabemos que los niños y las niñas pueden entretenerse más de una tarde de las largas vacaciones escolares.
Los puzzles, con los que se entretienen juntos miembros de distintas generaciones y con los que aprenden a ser pacientes, a trabajar su capacidad de observación y su memoria. Las manualidades, perfectas para estimular su imaginación y su creatividad y al mismo tiempo, para trabajar su motricidad.
Los libros de colorear para los más pequeños o los mandalas para los mayores, con los que disfrutar de momentos más tranquilos y relajados mientras fomentan su lado más artístico.
Por supuesto los juegos de cartas, juegos que ocupan poco espacio en la maleta y los podemos llevar de vacaciones con nosotros y los juegos de mesa, que estimulan su cerebro y además, son tan entretenidos para jugar en familia.
En verano jugamos con agua
Hay un buen montón de ideas para jugar sin parar toda la familia en casa o cuando estamos de vacaciones en el destino que hayamos elegido, como hay un montón de juegos perfectos para hacer amigos, con los que jugar en el campamento de verano o en la piscina.
Pero el verano es la única época del año en la que jugar con el agua es una necesidad y no importa si en una tarde de juegos nos empapamos enteros porque en el fondo, eso también forma parte del juego. A veces voluntariamente y otras veces, sin poder evitarlo.
Globos voladores. Es un clásico del verano al que hemos jugado alguna vez todos. Podemos llenar los tradicionales globos o podemos optar por globos reutilizables que se llenan de agua una y otra vez y prometen muchos momentos de buenos ratos bien fresquitos.
Además de divertirnos y refrescarnos, es un juego en el que se trabaja la coordinación mano-ojo y si lo planteamos para jugar en grupo, se fomenta también el trabajo en equipo.
La batalla de las esponjas. Con la misma mecánica de los “globos voladores” podemos utilizar esponjas de baño y tazas o cuencos con agua para recargarlas. Hay que mojar a los demás lanzando esponjas que después siempre se pueden secar y reutilizar para cuando nos apetezca volver a jugar.
Pistolas de agua. Otro clásico del verano, si tenemos pistolas de agua de veranos anteriores o sprays rellenables nos pueden servir también para salir al exterior y organizar una refrescante y divertida persecución con pistolas de agua.
Una carrera con vasos de agua. En un extremo del jardín o del patio colocamos dos recipientes donde poder echar agua y la carrera arranca desde el punto más alejado a este. Allí estarán los corredores sujetando sobre su cabeza un vaso lleno de agua, el más rápido en llenar el recipiente que está en el otro extremo será el ganador de la carrera. Hay que ser rápidos y cuidadosos para no tirar el agua y llegar los primeros, además se puede hacer también por equipos si hay varios niños para que haya más emoción en el juego.
Un sistema de riego casero. Con los más mayores podemos organizar un sistema de riego sencillo para cuando nos vayamos de vacaciones. Se pueden recopilar botellas de plástico para llenarlas de agua y hacer un pequeño agujerito en el tapón. Se coloca boca abajo, enterrándola solo un poquito en la maceta y se va saliendo el agua poco a poco, regando la planta el tiempo que estemos fuera.
También se puede colocar una botella de agua con uno o varios cordones que vayan desde el interior de la botella hasta las macetas de varias plantas, la botella se pone más alta que las macetas y el agua les va llegando a través de los cordones de algodón.
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