La relación entre niños, adolescentes y los videojuegos es un tema que genera angustia en muchas familias. Los expertos sostienen que en términos generales, las chicas tienen una tendencia a pasar más tiempo en las redes sociales mientras que son los chicos los que se decantan por dedicar a los videojuegos las horas que hagan falta. Y muchas más. También es cierto que a pesar del miedo que muestran muchos padres y madres ante la pasión desmedida de sus hijos por los videojuegos hay ya estudios que demuestran el impacto positivo de los videojuegos en la educación.
Ante la dificultad que encuentran los padres y las madres para encontrar un equilibrio con respecto al tiempo que los niños dedican a los videojuegos, el Dr Alok Kanojia, conocido como Dr. K, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Harvard y ex adicto a los videojuegos como él mismo ha reconocido, ofrece una perspectiva innovadora y audaz para abordar esta situación que se repite en miles de hogares en todo el mundo.
En lugar de prohibiciones estrictas, el Dr. K propone estrategias que combinan comprensión, acuerdos mutuos y disciplina, basándose en su propia experiencia personal.
Durante su juventud, fue adicto a los videojuegos, dedicando noches enteras a jugar y esta adicción le costó reprobar exámenes y retrasar su educación. Sin embargo, gracias a la meditación y un cambio de mentalidad, logró superar sus problemas y ahora dedica su carrera a ayudar a otros. Su historia también refleja un mensaje importante: los videojuegos no son el enemigo, sino una herramienta que puede ser mal utilizada si no se gestiona de la manera adecuada. Es un recordatorio de que los padres también deben educarse sobre la tecnología para acompañar mejor a sus hijos.
Porque los videojuegos pueden ser una fuente de entretenimiento y aprendizaje, pero también un terreno difícil de gestionar, como ocurre cuando hablamos del síndrome de Hikikomori de los jóvenes que no salen de sus cuartos porque no quieren dejar de jugar con la consola.
Con el enfoque del Dr. K, los padres pueden dejar de lado las luchas de poder y centrarse en construir una relación de confianza y comprensión con sus hijos. El objetivo real no es solo limitar el tiempo de pantalla, sino preparar a los niños para un mundo donde la tecnología está en todas partes, ayudándoles a ser resilientes, responsables y sobre todo felices.

Adicción o necesidad mal gestionada
El Dr. K señala que los videojuegos satisfacen necesidades psicológicas básicas como la conexión social, la autoestima y el logro. Sin embargo, cuando estas necesidades no se atienden en la vida cotidiana, los videojuegos se convierten en un refugio desproporcionado.
“Casi todos los gamers con los que he trabajado quieren amigos y sentirse felices con su cuerpo”, comenta el experto. Por eso, es crucial entender qué buscan los niños en estos espacios virtuales.
Es innegable que la tecnología y los videojuegos han cambiado la manera en que los niños crecen, aprenden y socializan y es importante escuchar lo que dicen los expertos sobre cómo gestionar los primeros videojuegos que van a llegar a casa.
Prohibir no es la mejor idea
Prohibir los videojuegos por completo suele ser contraproducente. “No puedes forzar la abstinencia de otra persona. La persona debe querer”, afirma el Dr. K.
Alok Kanojia tiene poco más de 40 años, es profesor de Psiquiatría en la Universidad de Harvard y cofundador de la plataforma digital Healthy Gamer, pensada para ayudar a niños y padres a establecer hábitos saludables de juego, además tiene más de dos millones de seguidores en su canal de Youtube.
Él señala que los niños, especialmente durante la adolescencia, necesitan aprender a autorregularse en lugar de vivir bajo un control absoluto por eso plantea la necesidad de desarrollar una estrategia basada en el acuerdo mutuo que será mucho más efectiva que la prohibición o la discusión.
Este enfoque reduce la fricción y ofrece a los niños cierta autonomía, pero también los obliga a cumplir responsabilidades antes de disfrutar de los videojuegos.
Una de sus recomendaciones más populares es establecer un sistema flexible pero claro, por ejemplo, él anima a los padres a dejar jugar a sus hijos libremente el fin de semana solo si han cumplido con sus tareas escolares y extracurriculares durante la semana. No solo permitirles jugar todo lo que deseen sino también acompañarles e incluso apoyarles pidiendo una pizza o dejando que se acuesten más tarde.
Además de esto o precisamente para contrapesar esta permisión el Dr. K, anima a los padres y a las madres a fomentar las actividades fuera de casa, actividades familiares lejos de las pantallas que faciliten las conexiones entre todos los miembros de la familia y se equilibre el tiempo de ocio.

Comprender y educar
El Dr. K explica que imponer límites arbitrarios como “una hora al día” no suele ser efectivo porque no tienen en cuenta cómo funciona el disfrute de los videojuegos. “Jugar una hora es apenas empezar. Lo divertido es jugar varias partidas, aprender de una derrota y disfrutar de una victoria. Esto toma tiempo”, por lo que limitar a los niños sin comprender sus motivaciones genera frustración y conflictos.
En su lugar, propone diseñar una estructura que les permita disfrutar sin que interfiera con otras responsabilidades y mejor en familia y con la consola en el salón, por ejemplo. De esta forma, los padres y los niños pueden encontrar un terreno común.
Para establecer un equilibrio saludable, el Dr. K sugiere que los padres cambien la forma en que abordan el tema de los videojuegos y para eso les propone que:
- Entiendan qué les atrae a sus hijos de los videojuegos, preguntándoles por lo que les gusta, lo que les hace sentir, de modo que puedan identificar las necesidades que el juego les está satisfaciendo.
- Eviten el juicio porque si sus hijos sienten que sus padres los están criticando se cerrarán al diálogo, no se trata de buscar razones para prohibir sino para entender y compartir.
- Planteen alternativas, cuando ya conocemos las motivaciones que les empujan a jugar puede que encontremos otras actividades que puedan interesarles y podamos realizar en familia.
- Creen un equipo con sus hijos, busca un equilibrio no te pongas en contra de sus intereses porque eso no va a funcionar.
- Prepárales para el mundo real, así que no puedes eliminar la tecnología de sus vidas, tienes que enseñarles a manejarla de manera sensata y responsable.
- Construye hábitos saludables desde la infancia mediante rutinas claras que incluyan tiempo para el estudio, para actividades físicas y por supuesto para su ocio.
- Fomenta la autorregulación dejando que asuman responsabilidad sobre sus decisiones y aprendan de las consecuencias de sus acciones.
