Separación Cero: transformando el cuidado neonatal para los bebés prematuros

El concepto de "Separación Cero” hace referencia a la reducción o eliminación de toda separación no indispensable entre la madre y el recién nacido, tanto en el momento del nacimiento como durante el tiempo posterior.
bebé prematuro

Una revolucionaria filosofía ha irrumpido en el ámbito de la salud materno-infantil, desafiando el paradigma convencional que solía dictar la desconexión entre los bebés prematuros y sus padres inmediatamente después del nacimiento. Desarrollada por el renombrado médico especializado en neurociencia perinatal Nils Bergman, esta práctica, conocida como "Separación Cero", busca eliminar cualquier separación innecesaria entre el bebé y su madre (o sus cuidadores cuando la madre no está disponible) durante el periodo postnatal crítico.

En su esencia, la "Separación Cero" promueve el contacto físico y emocional entre el bebé prematuro y su madre desde el mismo momento del parto. Esto se traduce en el contacto piel a piel inmediato, donde el recién nacido es colocado desnudo sobre el pecho de la madre, fomentando así la regulación térmica, la estabilización cardiorrespiratoria y la promoción de la lactancia materna. Carmela Baeza, médica y coordinadora en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, recalca la necesidad imperante de que la "Separación Cero" se convierta en una práctica estándar, argumentando que “los métodos tradicionales, como la separación inicial y la colocación en incubadoras, pueden tener consecuencias negativas tanto para la salud física como emocional de los bebés prematuros”.

La evidencia científica respalda este cambio de paradigma. Investigaciones como la revisión de Cochrane Contacto piel a piel temprano para las madres y sus recién nacidos sanos, del año 2016, revelan una reducción del 40% en la mortalidad de bebés con bajo peso al nacer que recibieron cuidados en el Método Piel con Piel en comparación con aquellos que recibieron cuidado convencional en incubadora. Este hallazgo destaca la eficacia del contacto inmediato, incluso en entornos de ingresos más altos, donde se observan mejoras en la estabilidad fisiológica y la salud de los bebés prematuros.

“Está ampliamente demostrado que cuando los bebés están en contacto directo con sus madres, piel con piel, éstos mejoran el control de los procesos corporales como la frecuencia cardíaca, respiratoria y la temperatura corporal. Por su lado, en las madres y padres promueve el vínculo afectivo, facilita la lactancia materna, disminuye su nivel de ansiedad y aumenta su confianza y participación en los cuidados de su bebé. En ocasiones, las madres pueden pensar que son responsable del parto prematuro y sentir culpa por ello. Este método les puede demostrar que su papel sigue siendo fundamental. Es importante su presencia en el presente y a la vez le da fuerza para la crianza”, afirma Mireia Lanaspa, psicóloga sanitaria y perinatal y coordinadora del grupo de trabajo de psicología perinatal del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC).

"Los métodos tradicionales, como la separación inicial y la colocación en incubadoras, pueden tener consecuencias negativas tanto para la salud física como emocional de los bebés prematuros"

Su opinión la comparte Concepción Gómez Esteban, presidenta de la primera asociación en España del ámbito de la prematuridad, APREM, que considera que si algo necesitan más que nada las y los progenitores de bebés prematuros “es sentir que son capaces de cuidar y acceder emocional y físicamente a su hijo o hija”.De ahí, en su opinión, la necesidad de implementar estrategias psicológicas, educativas, comunicativas y ambientales para ayudar a las madres y a los padres a asumir su rol: “Sin duda, una práctica esencial para establecer un vínculo positivo con nuestro hijo es el llamado "método piel con piel", que tiene enormes beneficios para el neonato y la familia y una gran trascendencia para el neurodesarrollo del bebé y la relación parental-filial posterior”.

Un reto aún vigente

El Dr. Nils Bergman, pionero de la "Separación Cero", ha dedicado más de dos décadas a redefinir el cuidado neonatal, centrándose en la conexión continua entre el bebé y sus cuidadores. Carmela Baeza, desde su posición en el IESMP, insta a cambiar la ubicación de los cuidados, abogando por la implementación de unidades de cuidados intensivos madre-bebé para fomentar una participación activa de los padres desde los primeros momentos de vida del bebé prematuro.

La reciente Guía con nuevas recomendaciones para el cuidado del bebé prematuro o bebé de bajo peso al nacer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicada el 15 de noviembre de 2022, subraya precisamente la necesidad urgente de un cambio de paradigma en el cuidado de los bebés prematuros. En ella, de hecho, se destaca el contacto inmediato piel con piel como una herramienta crucial para mejorar la supervivencia de estos bebés vulnerables.

“Es frustrante que, a pesar de la evidencia científica disponible, la latencia de implementación de las prácticas que mejoran el bienestar, la salud y la calidad de vida de bebés y madres, como sucede con la separación cero son muy grandes. No debería suceder, no me parece ético. Es cierto que en ocasiones se requiere de una inversión económica para implementar algunas intervenciones, pero en este caso el contacto del bebé con su madre, o pareja u otro familiar si ella no puede hacerlo, no suponen ningún coste más que una butaca reclinable al lado de la incubadora”, lamenta Mireia Lanaspa.

Los datos de la OMS indican que, anualmente, alrededor de 13.4 millones de bebés nacen prematuramente. De ellos, aproximadamente 900.000 mueren en las primeras 24 horas, antes de lograr la estabilidad en las unidades neonatales. "Nada de lo que el bebé hace o deja de hacer tiene sentido excepto sobre el cuerpo de la madre", declara el doctor Bergman, que destaca que este cambio de paradigma no solo busca disminuir la mortalidad de los bebés prematuros, sino también priorizar el bienestar físico y emocional de los bebés prematuros y mejorar la experiencia tanto para la madre como para el bebé, creando un vínculo más fuerte entre los padres y sus hijos desde los primeros momentos de la vida.

"Nada de lo que el bebé hace o deja de hacer tiene sentido excepto sobre el cuerpo de la madre"

Su opinión la comparte Lanaspa, que considera que para muchos profesionales existe una división entre cuidados físicos, los que se le proporcionan a los bebés en la incubadora, y cuidados psicológicos, que serían aquellos que los bebés obtienen cuando están en contacto piel con piel con su madre: “Muchos profesionales se han formado dentro de un modelo tecnocrático en el que se prioriza que los bebés se estabilicen gracias a la ayuda que les proporcionan los aparatos. Una vez estabilizados, se considera que pueden iniciar el contacto piel con piel. Pero en este orden, aún no se plantean que el orden podría, y debería, invertirse porque lo más probable es que al bebé le cueste estabilizar sus constantes justamente porque está separado de su madre”.

Para lograr el cambio de paradigma, Baeza destaca por su parte la importancia de caminar hacia la apertura de unidades de cuidados intensivos neonatales que crean en este modelo madre-bebé y lo potencien. La experta, en ese sentido, apunta a los datos ofrecidos por el estudio An international study on implementation and facilitators and barriers for parent-infant closeness in neonatal units, publicado en la revista científica Pediatric Investigation, que analizó las dificultades que encuentra la implantación del modelo de separación cero en 19 países. Los resultados, del año 2022, no pudieron ser más desalentadores: 42 de las 45 unidades estudiadas no cumplían criterios para poner en práctica este método.

“La implantación del modelo de separación cero en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) sigue siendo un reto vigente para los profesionales sanitarios”, reconoce Baeza, que destaca también la importancia de que se comprendan los datos científicos que respaldan el contacto piel con piel, así como de la formación de los profesionales para que la “Separación Cero” no acabe convertida en un privilegio a disposición de las familias con más recursos económicos, sino que sea una realidad para todos los bebés, independientemente del país o del entorno económico en el que nazcan.

Concepción Gómez, por último, recuerda que la separación cero es una demanda histórica de APREM a la que ahora se ha unido a lo que llaman el "abrazo temprano", una buena práctica que algunos hospitales europeos llevan más de 15 años llevando a cabo, incluso en el caso de neonatos de menos de 27 semanas de gestación, y que reivindica también la importancia de facilitar el contacto madre-bebé en los primeros minutos y horas después del nacimiento, ya que este contacto “es crucial para la formación de un vínculo estrecho entre la madre y el hijo, que contribuye, a su vez, al desarrollo de un apego seguro a largo plazo, a reducir la depresión materna, a mejorar el neurodesarrollo del bebé, etc.”.

La presidenta de APREM se muestra optimista respecto a la instauración de esta política de no separación (“Pienso que la inmensa mayoría de los hospitales, sobre todo públicos, o han abierto sus unidades 24 horas o van dando pasos en esa dirección, la única dirección lógica dada la mucha evidencia científica que apoya esta práctica”) y aboga por la creación, en la medida de las posibilidades de cada centro, de habitaciones individuales en las unidades de cuidados intensivos para facilitar la presencia y fomentar la integración de los progenitores en el cuidado de sus bebés, el apoyo de la pareja, la mayor intimidad y desarrollo de la propias pautas culturales, el cuidado piel a piel, etc.;

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