Las películas y los cuentos clásicos son motivo de debate social si hablamos de infancia y educación. La sociedad se divide entre quienes los rechazan porque “han envejecido muy mal” y, por ende, prefieren que sus hijos e hijas no los consuman, y quienes siguen defendiendo su utilidad. En medio de este arduo debate se sitúa una parte de la sociedad, muchos de ellos y ellas mamás y papás con niños pequeños, que no tienen claro si el papel de los clásicos en la educación de sus peques sigue siendo importante. Este grupo social suele ser, además, el que defiende una posición intermedia: pueden resultar útiles para ayudar a los niños a entender ciertas cosas, como el contexto cultural de estas obras, propio de un tiempo pasado.
Es indudable que hay argumentos respetables para defender cualquier posición en torno a los cuentos clásicos. Y por ello, de lo que no hay duda, es de su valía para facilitar determinados objetivos en la infancia. Incluso, en algunos casos, podemos hablar de beneficios para los peques. No en vano, en el universo académico hay programas como el Programa de Grandes Libros de la Universidad de navarra que promueve, precisamente, el aprendizaje y enriquecimiento cultural a partir de los grandes clásicos de la literatura, la historia y del pensamiento.
Este tipo de iniciativas educativas y culturales se puede extrapolar a la lectura de los cuentos clásicos en la infancia. No se trata de hacer una defensa a ultranza de esta literatura, sino de trasladar la posición de aquellas familias y expertos que abogan por facilitar que sus hijos e hijas tengan acceso a este tipo de obras.

Siete argumentos a favor de los cuentos clásicos
Estos son los argumentos a para que los cuentos clásicos sigan teniendo peso en la educación de la infancia:
- Referencias: cuando hablamos de referencias, en este caso lo hacemos para concretar la gran ventaja, en nuestra opinión de que los niños conozcan los cuentos clásicos. Esta no es otra que la posibilidad de adentrarse y conocer otros contextos históricos y culturales. No hay mejor forma de entender el tiempo presenta que “visitando” el pasado a través del arte.
- Fomentar la reflexión y capacidad crítica: es indiscutible también que aquellos niños y niñas que leen mucho, cuentos contemporáneos y del pasado, desde edades tempranas, tienen más posibilidades de desarrollar su pensamiento crítico y su capacidad de reflexión. Ambas cosas van de la mano.
- Potenciar la curiosidad y creatividad: esto se puede destacar de la lectura de cualquier cuento en general, con independencia del año y contexto en el que esté escrito. La literatura es una herramienta muy eficaz para potenciar la curiosidad y creatividad en los niños.
- Gusto por la lectura: es otro beneficio aplicable a cualquier cuento o libro, pero si un niño o niña no dispone de acceso a títulos contemporáneos, siempre será más positivo y enriquecedor que lea clásicos que no leer nada o muy pocos cuentos. Es una forma de coger gusto a un hábito cultural con múltiples beneficios para ellos y ellas.

- Mejorar la comunicación: también muchos cuentos modernos las tienen, pero raro es que un cuento clásico no comparta estructura, con su correspondiente moraleja al final. Y esa moraleja, sea más o menos acertada, o encaje mejor o peor en el contexto actual, es siempre un motivo para pensar, reflexionar y para comunicarse. Porque los libros, aunque se leen de manera individual casi siempre, son una excusa para potenciar la comunicación verbal con los peques.
- Comprensión lectora y vocabulario: cualquier libro aporta riqueza y variedad al vocabulario de un niño o niña pequeño. Y lo mismo ocurre con la comprensión lectora, que se potencia también con la lectura de todo tipo de cuentos, clásicos y contemporáneos.
- Cultura popular: la tradición popular es algo con lo que se entra en contacto a través de la familia de manera directa, pero también se hace mucho de forma indirecta a través de productos culturales como los cuentos clásicos. Luego se puede debatir de cómo han envejecido determinadas costumbres y tradiciones, pero primero es necesario conocer de su existencia.