La jefa de pediatría del hospital nos cuenta los errores que cometemos los padres cuando los niños están congestionados

La jefa del servicio de pediatría de un conocido hospital, señala los errores más comunes de los padres ante los mocos en bebés y niños.
Mocos en bebés y niños

Estos días es muy probable que tu hijo tenga la nariz tapada y no hay manera de ayudarle por más que lo intentas. Tenemos un repunte de infecciones respiratorias desde Navidad y proteger a los niños del frío intenso para evitar que cojan lo que no tienen, como decían nuestras abuelas, se ha convertido en una prioridad en muchos hogares.

El caso es que son muchos los niños y las niñas que andan con la nariz tapada porque la congestión nasal es uno de los síntomas más comunes en los niños, especialmente durante los resfriados y estamos en plena curva ascendente. Tenemos un virus estomacal que recorre España y todo un repertorio de virus o las llamadas “gripes estomacales”que acompañan a los niños estos días.

Aunque puede ser muy frustrante ver a tu pequeño incómodo, que le cuesta respirar, que le afecta al descanso y que no se encuentra nada bien, es importante saber que algunos de los remedios caseros más comunes pueden no ser los más adecuados, según lo explica la jefa de Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, con quien hemos hablado en anteriores ocasiones, María Luisa López Gómez. Esta profesional de la salud infantil nos advierte de los errores más frecuentes que con la mejor intención, cometemos las madres y los padres con demasiada frecuencia cuando nuestros hijos están congestionados.

Ya están aquí

Y es que es bastante habitual que un niño tenga mocos durante un resfriado común o una infección viral de carácter leve, de las que suelen durar de 7 a 10 días aproximadamente.

Durante este tiempo los mocos evolucionan y pasan de ser claros y líquidos, a más espesos y su color va variando del amarillento al verdoso según la infección va progresando a través de los procesos naturales del propio cuerpo.

Cuando la congestión y los mocos nos acompañan durante más 10 días o aparecen más síntomas, como puede ser el dolor de oídos, la fiebre alta, la tos persistente o la dificultad respiratoria, puede que se está complicando el proceso o que haya una sobreinfección secundaria por lo que es imprescindible acudir al pediatra para que valore la situación y determine el tratamiento más adecuado. 

Incluso, si tu bebé tiene muchos mocos puede que un fisioterapeuta respiratorio le ayude, por lo que es imprescindible ponerse en manos del especialista siempre.

Mocos en bebés y niños
Niño en la cama recuperándose de un resfriado común. - Imagen: PF

Errores más comunes ante la congestión nasal

Uno de los errores más habituales es la automedicación. Darle a tu hijo un antibiótico sin receta médica o exceder la dosis recomendada de un antipirético puede ser peligroso.

Además, los medicamentos "anticatarrales" como los descongestivos o los mucolíticos no son efectivos en niños menores de 6 años y pueden tener efectos secundarios graves en menores de 2 años por lo que ni antitusivos, ni antihistamínicos, ni descongestivos, ni mucolíticos que no haya prescrito un pediatra.

Otro error común que cometen muchos padres y madres con la mejor de las intenciones es abrigar excesivamente al niño cuando tiene fiebre. Es algo que  puede empeorar la situación y dificultar que el cuerpo regule su propia temperatura.

Mocos en bebés y niños
Niña acostada con malestar general por culpa de un catarro. - Imagen: PF

Lo que sí podemos hacer

La congestión nasal en niños puede ser frustrante para los padres, pero siguiendo las recomendaciones de un pediatra y evitando los errores más comunes, podemos ayudar a nuestros hijos a sentirse mejor.

Para la doctora María Luisa López Gómez, de cara a ayudar a los niños a eliminar la mucosa “se recomienda el uso de lavados nasales con solución salina para limpiar las fosas nasales” de los niños y facilitar su respiración aunque también señala que es recomendable limitar su uso a momentos puntuales, tras un lavado nasal y siempre con mucha suavidad.

Otra recomendación es utilizar un humidificador que mantenga el aire húmedo en la habitación del niño, porque hace más fácil la eliminación de la mucosidad excesiva. Como asegurarnos que el niño esté siempre bien hidratado. Las bebidas tibias, como los caldos puede ser muy útiles a la hora de aliviar la congestión en las vías nasales y en la garganta incluso.

Una de las mejores recomendaciones para dormir a un bebé con mocos es que el niño duerma con el cabecero de la cama algo levantado, para ayudarle a respirar mejor mientras dura el episodio de congestión nasal y si el niño es muy pequeño, de cara a evitar que se fatigue por culpa de la congestión que dificulta su respiración, las tomas de alimentos debemos hacerlas más pequeñas y más frecuentes.

Si la congestión nasal persiste más de 10 días, si el niño tiene fiebre alta o dificultad para respirar, es importante consultar al pediatra.

Mocos en bebés y niños
Niño bebiendo agua, la hidratación es fundamental cuando hay congestión nasal. - Imagen: PF

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