Qué es el meconio y cuál puede ser su efecto en el bebé

Cuando la fecha probable de parto ha pasado o el trabajo de parto se vuelve largo y difícil, es posible que el bebé expulse sus primeras heces en el interior del útero materno, lo que puede ser un síntoma de sufrimiento fetal, y causar algunas complicaciones si no es debidamente tratado.
Qué es el meconio y cuál puede ser su efecto en el bebé

El meconio consiste en una sustancia viscosa y espesa, de color verde o ligeramente oscura, de apariencia que recuerda muchísimo al alquitrán, el cual recubre los intestinos del bebé durante el embarazo. Generalmente, se trata de una sustancia que no es liberada, a través de las deposiciones del bebé, hasta después del momento en el que este finalmente ha nacido.

No obstante, en ocasiones, sobre todo cuando el parto se retrasa, el bebé podría excretar el meconio en el líquido amniótico, teniendo una evacuación intestinal antes del nacimiento. Si esto ocurre, podría existir el riesgo de que se produzca el síndrome de aspiración de meconio.

¿Qué es realmente el meconio?

El meconio es el nombre que reciben las primeras heces del recién nacido. Esta primera caca todavía no contiene leche materna o leche de fórmula. Más concretamente, está repleto de materiales y sustancias que el bebé ingirió en el útero a lo largo del embarazo, como líquido amniótico, bilis, moco, células de la piel que han sido expulsadas y agua.

También contiene lanugo, que consiste en el cabello fino y suave que recubre el cuerpo del bebé. Precisamente por su composición, no solo presenta una textura viscosa y ligeramente pegajosa, sino que, además, es de color negro verdoso.

Aunque en la mayoría de las ocasiones el meconio es expulsado unas horas después del nacimiento del bebé, o incluso apenas unos minutos más tarde, cuando el parto se retrasa éste podría ser expulsado cuando la mamá aún no ha dado a luz, en el interior del útero, con el riesgo que eso podría suponer para la salud del pequeño.

El meconio durante el trabajo de parto

Si los médicos descubren que el meconio se encuentra presente durante el trabajo de parto, y durante el parto en sí mismo, vigilarán más de cerca al bebé para buscar signos de sufrimiento fetal, cuyas causas varían desde el propio estrés producido por el parto a reacciones a medicamentos, problemas con el cordón, anomalías fetales u otras complicaciones del parto.

De hecho, en la mayoría de las ocasiones se debe únicamente al estrés que el bebé podría experimentar durante el momento del parto, lo que hace que expulse el meconio mientras todavía permanece en el útero. Sea como fuere, si esto finalmente ocurre, el meconio se mezclará con el líquido amniótico.

Meconio y trabajo de parto

No obstante, debes estar tranquila: únicamente la tinción de meconio del líquido amniótico no significa necesariamente que el bebé esté sufriendo, pero sí indicará que los especialistas médicos que te estén atendiendo buscarán señales de sufrimiento fetal.

Tal y como opinan los expertos, en realidad el meconio de color claro no supone un gran riesgo para el bebé, y se considera que habitualmente no es un signo de sufrimiento fetal, sino que más bien forma parte de la propia maduración del pequeño.

El meconio más oscuro y grueso, sin embargo, sí tiende a ser más peligroso. Es cuando posee consistencia viscosa y pegajosa, y ese tono verdoso negruzco tan característico.

Se calcula que hasta un 25 por ciento de los recién nacidos simplemente no pueden esperar a realizar su primera caca, y lo hacen en el útero, o inmediatamente después del nacimiento. Así, el meconio contamina el color normal del líquido amniótico, y ofrece a los profesionales de la salud una advertencia de que el bebé lo ha expulsado. A partir de ahí, podrían monitorearlo de manera cuidadosa para asegurarse de que no desarrollará ningún tipo de complicación.

El síndrome de aspiración de meconio: sus riesgos para el bebé

La expulsión del meconio en el interior del útero suele ser muchísimo más común cuando ya ha pasado la fecha probable de parto, y el bebé continúa sin nacer. Precisamente, una de las principales preocupaciones, cuando se observa la existencia de meconio en el líquido amniótico, es que el bebé podría aspirarlo durante el trabajo de parto, o en el momento del parto.

Luego, el bebé podría aspirar el meconio conjuntamente con el líquido amniótico, y acabar pasando a sus pulmones. Algo que puede ocurrir antes del parto, durante el nacimiento o una vez la mamá haya dado finalmente a luz, inmediatamente después. Si ocurre, es lo que médicamente se conoce como síndrome de aspiración de meconio.

Síndrome de aspiración del meconio

Aunque a menudo no supone un riesgo para la salud del bebé, sí puede ocasionar algunas complicaciones de salud para el recién nacido, especialmente si es grave, o no es debidamente tratado, cuando puede acabar volviéndose fatal.

Son varias las causas que pueden influir en que se produzca el síndrome de aspiración de meconio. El más común es que ocurra en aquellos embarazos que han superado la fecha probable de parto (es decir, más de 40 semanas). Pero también suele producirse en trabajos de parto muy largos o difíciles, una infección o ante determinados problemas de salud de la mamá, como diabetes o hipertensión arterial.

Cuando el bebé aspira el meconio, uno de los síntomas más prominentes es la dificultad respiratoria. Si ocurre, podemos notar cómo el bebé respira más rápido de lo normal, o producir un sonido característico cuando respira, similar a un gruñido. Si el meconio bloquea las vías respiratorias, puede ocurrir que el recién nacido deje de respirar. Y también pueden surgir otros síntomas, como presión arterial baja o cianosis (color de piel azulado).

Por otro lado, se sabe que el síndrome de aspiración de meconio también podría producir hipertensión pulmonar persistente del recién nacido, un síndrome que causa que, la presión arterial elevada, presente en los vasos de los pulmones, restrinja el flujo sanguíneo normal, y dificulte que el bebé respire de manera adecuada.

No obstante, solo en algunos casos el síndrome puede ser grave, y limitar la cantidad de oxígeno que va al cerebro. Aunque, si ocurre, puede causar daño al cerebro permanente.

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