El acceso a la tecnología se ha convertido en una parte inseparable de nuestras vidas, y en España, el fenómeno se manifiesta claramente entre los más jóvenes.
Según los última encuesta sobre equipamiento tecnológico publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 69,6% de los menores de 15 años dispone de un smartphone propio. Esta cifra nos lleva a reflexionar sobre las implicaciones que tiene el uso temprano de dispositivos móviles en el desarrollo cognitivo, social y emocional de nuestros hijos.
El hecho de que casi el 70% de los menores de 15 años en España dispongan de un smartphone refleja el avance de la tecnología en nuestras vidas. Sin embargo, también nos desafía a encontrar un equilibrio entre los beneficios y los riesgos asociados.
La clave está en educar a nuestros hijos para que usen la tecnología de forma responsable, siempre priorizando su bienestar emocional y su desarrollo cognitivo. Como padres, tenemos el poder de guiarles en este mundo digital, fomentando un uso saludable y estableciendo los límites necesarios para su crecimiento integral.
Menores con móvil siempre conectado
El uso de internet y dispositivos digitales entre los menores ha crecido exponencialmente. Según el INE, a los 10 años, uno de cada cinco niños usa internet diariamente. Para los 12 años, más de dos tercios de los menores están conectados, y al cumplir 15 años, el 96% de los adolescentes navega en internet a diario.
Este acceso masivo al entorno digital plantea retos importantes. Aunque las nuevas tecnologías pueden facilitar el aprendizaje y el entretenimiento, también exponen a los niños a riesgos como contenido inapropiado, ciberacoso y problemas de adicción.
El porcentaje de menores con smartphones varía entre las distintas regiones españolas. Extremadura y La Rioja lideran las estadísticas con un 79% de niños conectados, mientras que comunidades como Cantabria (60,8%) y Navarra (62,6%) están por debajo de la media nacional. Curiosamente, Madrid y Cataluña, que suelen destacar en conectividad general, presentan cifras más moderadas, con un 67,7% y un 67,4% respectivamente.

Que lo hagan todos no significa que sea lo mejor
El creciente uso de smartphones entre menores ha generado preocupación entre expertos en salud y educación infantil. Silvia Álava, psicóloga educativa, destaca que el uso inadecuado de la tecnología puede tener consecuencias emocionales significativas.
En un estudio realizado por DKV y la ONG Educar es Todo, se encontró que el 45% de los adolescentes tiene problemas para desconectarse de sus dispositivos, y más de la mitad recurre a ellos para regular emociones como la tristeza o el enfado. Además, uno de cada tres adolescentes reconoce utilizar dispositivos mientras come y la mitad de ellos lleva el móvil a su habitación antes de dormir, lo que puede interferir en sus patrones de sueño.
"Cuanto más temprana es la edad, menos desarrollado está el cerebro y más sensibles son a todo aquel contenido que está generado precisamente para impactar o generar esa adicción. Por eso insistimos siempre en que hay que intentar retrasar lo máxima la llegada del dispositivo electrónico, y sobre todo de móviles inteligentes", subraya la psicóloga.
Por otro lado, los pediatras recomiendan limitar el acceso temprano a las pantallas. Según la pediatra Mapi Mallada, en niños de 0 a 3 años, el abuso de pantallas está asociado a problemas como retraso cognitivo, agresividad y alteraciones psicomotrices. “El cerebro de un niño es inmaduro y no está preparado para procesar la cantidad de estímulos que proporciona un móvil”, explica Mallada.

La vicepresidenta de la asociación de pediatras de primaria, Teresa Cenarro, también lo tiene claro: "es una idea descabellada darle a un bebé o un niño pequeño un móvil". Cuenta cómo se ha encontrado en su consulta bebés que ya saben pasar la publicidad previa de los videos de youtube con el dedo. "El cerebro del niño es inmaduro y no es capaz de procesar todo lo que el móvil está dándole", explica.
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao señala que el tiempo frente a pantallas afecta directamente al desarrollo cerebral. Mientras que actividades como leer un cuento junto a los padres fomentan la conectividad cerebral, el uso excesivo de pantallas puede reducirla. Bilbao insiste en que no todas las experiencias digitales son negativas, pero es crucial priorizar el contenido educativo y establecer límites claros.
Además, se ha observado que el abuso de la tecnología digital está relacionado con problemas como la impulsividad y dificultad para gestionar la frustración, la reducción de la resiliencia, la pérdida de habilidades sociales presenciales, el incremento de la confianza hacia desconocidos y cambios en la expresión emocional. El juego físico y las interacciones familiares cara a cara siguen siendo insustituibles para un desarrollo saludable de los niños por debajo de los 15 años.
¿Qué pueden hacer las familias?
Como padres, es fundamental establecer estrategias para equilibrar el uso de la tecnología en casa y fomentar un desarrollo integral.
- Retrasar la entrega de un smartphone. Los expertos coinciden en que, cuanto más tarde llegue un teléfono móvil a las manos de un niño, mejor. En las etapas más tempranas, el cerebro es especialmente sensible a los estímulos, lo que aumenta el riesgo de desarrollar adicción a la tecnología.
- Fijar límites claros. Establece horarios específicos para el uso de dispositivos. Prohíbe el uso de pantallas durante las comidas y en la hora previa a dormir.
- Priorizar el contenido educativo. Elige aplicaciones, juegos y plataformas que fomenten el aprendizaje y el desarrollo de habilidades. Supervisa el contenido que consumen y conversa con tus hijos sobre los riesgos de internet.
- Promover actividades offline. Fomenta el deporte, las actividades artísticas y el tiempo en familia como alternativas al entretenimiento digital. Estas experiencias contribuyen al desarrollo emocional y social de los niños.
- Ser un modelo a seguir. Los niños aprenden observando. Si los padres hacen un uso equilibrado de sus dispositivos, será más probable que los hijos sigan su ejemplo.
