Una duda típica que les suele surgir a los padres es la que aparece cuando el bebé empieza a llorar y no saben qué hacer: si dejarlo con su rabieta y no cogerlo en brazos para que “no se acostumbre” o bien atenderlo. Veamos algunos puntos al respecto y algunos consejos de ayuda para actuar.

Puede que lo hayas pensado o bien que lo hayas oído, “si cogemos todo el rato a los peques en brazos se acostumbran y se vuelven dependientes”. Sin embargo, hacer lo contrario y dejarlos llorar sin prestarles nada de atención es lo que realmente puede generarles unos efectos no muy beneficiosos para su desarrollo.
Cuando los bebés tienen rabietas de llanto, ya sea de día o de noche, si estas no se atienden, se produce en ellos mucho estrés. Algo normal porque se sienten desprotegidos y desatendidos.
Hay que tener en cuenta que llorar es su medio de comunicación y que cuando los niños son muy pequeños tienen la necesidad de que los cojan en brazos para sentirse seguros. Por eso, dejarles llorar no lleva a ningún lado y, de hecho, puede ser bastante perjudicial.
Cuando el bebé está expresando claramente una necesidad y los padres hacen caso omiso, el peque recibe de ellos un mensaje de indiferencia. Por eso es imprescindible atenderlos. Los niños a esas edades no van a querer llamar la atención porque sí, es su forma de decir que necesitan la seguridad de sus padres.
Y es que, como seres humanos, además de las físicas, desde pequeños también tenemos unas necesidades psicológicas. Por ello es fundamental que los padres atiendan las de sus hijos.
Pero si lo dejo llorando un rato, se calma

Cuando dejamos llorar a nuestro hijo durante un buen rato, seguro deja de llorar, incluso podría quedarse dormido. ¿Es lo más saludable? La respuesta es un rotundo no. Esto es porque no es que se haya calmado por sí mismo y que todo se haya solucionado mágicamente: la realidad es que se ha producido un agotamiento en su sistema adrenal.
Este agotamiento, también llamado fatiga suprarrenal, se refiere a una condición en la que las glándulas suprarrenales no funcionan de manera adecuada debido a un estrés prolongado, en este caso el llanto. Estas glándulas son responsables de producir hormonas muy importantes, como el cortisol, que desempeñan un papel crucial en la regulación del estrés, el metabolismo, el sistema inmunológico y otras funciones del cuerpo.
Entonces, cuando un niño enfrenta estrés cuando llora durante un período prolongado, sus glándulas suprarrenales pueden verse forzadas a trabajar más de lo normal para producir niveles elevados de cortisol y otras hormonas relacionadas con la respuesta al estrés. Con el tiempo, este proceso puede llevar al agotamiento de estas glándulas y a una disminución en la producción de hormonas, incluido el cortisol. Y es por esta razón que los niños “se calman” después de llorar por un largo rato.
¿Qué efectos pueden aparecer?
Dejar llorar a los bebés durante mucho tiempo y no atender a sus necesidades emocionales, puede hacerles sufrir efectos no muy buenos para su desarrollo, tales como desconfianza, baja autoestima, inseguridad e, incluso, ansiedad.
El bebé que crece con ese estrés derivado de la falta de atención, acaba siendo desconfiado, con algo de vacío interior, con más dificultades para controlar sus emociones y prefiriendo el aislamiento.
Algunos consejos para actuar
Si te preguntas qué debes hacer cuando tu peque está llorando, toma nota de estas recomendaciones:
- Atiéndelo. Cuando un bebé está llorando es porque está pidiendo atención y cariño, es como si estuviera diciendo “te necesito”, pero sin tener los recursos necesarios para decirlo con palabras. Ve a él y atiende su necesidad.
- No te desesperes. Aunque el llanto de los bebés puede ser un poco estresante, trata de mantener la calma. Piensa que el bebé también percibe tus emociones y si te siente nervioso y angustiado le será más difícil calmarse.

- Habla con él. Pese a que no pueda entender lo que le dices, intenta dirigirte a él con palabras cálidas y con muestras de cariño y alegría. No solo mejorarás el vínculo y la confianza entre vosotros, también le ayudará a calmarse antes. No olvides que la cercanía y el apego son fundamentales (especialmente durante los primeros meses de vida).
- Reconoce sus necesidades. Trata de averiguar qué es lo que está necesitando de ti.